Antes de enterarme de
este desajuste en mi piso ya no tan compartido, ya tenía
organizada una pequeña escapada a Madrid de una noche. Aunque lo
había organizado muy de imprevisto me salía más barato de lo que
pensaba, ya que para comprar billetes de ave económicos hay que
tener muchos días de antelación, así que únicamente uno me salía
barato, el otro a precio normal. Pero da igual, por que el
alojamiento allí me salía gratis, ya que tenía mis trapicheos con
un amante amigo que se mueve por el mundo de los hoteles. ¿Que
ha que iba a la capital? Era un reto, una apuesta conmigo mismo, un
“Tienes que quitarte de una vez la vergüenza que es sólo una
carga”, y ya de paso a pasarlo bien y conocer gente nueva. Y de
momento lo estoy consiguiendo, ya que os estoy escribiendo a
exactamente 240 km/h.
Pero como el karma no
existe y si existe, no se que coño le he hecho, a Prometeo nada le
puede salir del todo bien. El jueves por la noche, dos días antes de
mi partida, me entero que al susodicho que me esperaba en esa ciudad
que tan poco me gusta lo han ingresado en el hospital por dos
pinzamientos graves en la espalda. Total, que me toca buscar
alojamiento en plena semana santa y en el centro de Madrid, el viaje
acaba costándome 25 euros más caro, menos cómodo y placentero.
Pero bueno, eso no iba a quitarme para nada la ilusión de
despertarme a las siete de la mañana, para coger el tren de las ocho
y media, salir de casa media hora después de haberme levantado y que
el metro de Valencia tarde 20min en llegar a la parada y otros 10 en el
transbordo. ¡Que alegría, que alboroto! Llego justo, pero llego,
pero me jodo, por que la máquina para imprimir billetes no me va así
que voy a atención al cliente. En atención su madre no hay
nadie, llega un chico pero está hablando por móvil y no nota mi
histeria o le importa una mierda
y pasa de mi hasta que acaba de charlar. Le explico rápido y
corriendo mi situación, pero me detiene al escuchar la dirección de
mi tren y me comunica que “Lo siento, pero ya no puede embarcar”.
Qué ganas de pegar a la gente tengo últimamente. Con la moral un
poco por los suelos he preguntado por billetes a Madrid o Barcelona,
por que estaba por volverme a la capital catalana y tirar por la
borda mi escapada, pero al chico le ha sentado tan mal que aunque no
aceptan cambios ni devoluciones, al ser de oferta, me ha conseguido
un billete a la mitad de precio de lo normal para Madrid. Y aquí
estoy. Así que este viaje me ha servido también para otra meta que
tenía en la vida “Que el dinero no te haga sufrir”, ya que para
mi el dinero no debe tener el poder suficiente para aguarme un día y
menos un viaje, aunque tenga que pagar más y no tenga casi para este
mes de abril da igual, yo seguiré feliz, ya me las apañaré.
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