miércoles, 27 de febrero de 2013

Captar.


Siempre me cuesta captar tu atención, te tienen absorbido los canales de la televisión. Todo tu interés, aunque sea poco, está centrado en esa caja que emite luces. Yo mezo mi silla mientras hago bolas de papel con el que ya no me sirve, anteriormente te habrías preocupado y me advertirías sobre mi seguridad si continuaba meciéndome de esa forma. ¿Ya no me quieres que no te preocupa? ¿Que ángel has visto en esas imágenes que te tiene tan cautivado? Te lanzo una bola de papel.
- Echo de menos la nieve. - No recibo respuesta, ni un gesto. Vuelvo a intentarlo – El frío, arroparse junto a otro, el café humeante...
El volumen y los sonidos de la televisión llenan la habitación. Con el lápiz desgasto la punta en otro folio, ya no tengo ganas de continuar y sigo meciéndome haciendo bolas de papel. Ésta va derecha a la papelera. Canasta.
- También echo de menos el verano.- Nieve, escribo en un folio. Y lo comprimo, pensando en que absorbería el material el significado escrito.- Las tardes en la playa y el jugar con la voz y el ventilador.
Lanzo la bola de nieve contra la televisión. Continúo jugando con las patas de la silla, arriesgando cada vez mas, “El que no arriesga no gana” me dijiste al conocernos. ¿Donde quedó el riesgo?
- Yo echo de menos muchas cosas – Me miras y sonríes. Tú mirada, esa mirada. - Pero ahora me he dado cuenta de que es mentira. Cuidado, te caerás. -Sabía que no me fallarías.

martes, 26 de febrero de 2013

Querella contra los vampiros.

Creía que los había extinguido de mi vida, pero estudios recientes me han confirmado que no, que los vampiros no son únicamente seres adolescentes si no que algunos son más longevos de lo que se piensa ¿Pero cuanto viven estos vampiros? ¿A los treinta años seguiré encontrándomelos por mi camino? ¿Por qué la luz del sol no los espanta? ¿Brillan?
Por eso presento esta queja contra ellos, si tu eres uno de ellos te convendría dejar de serlo, creo que no es divertido. No, no lo es. Queridos chupopteros que no besáis si no que succionáis, que cuando os entregáis al acto sexual, al deseo y el placer, no laméis ni proporcionáis besos si no que absorbéis almas. No está bien. Se puede disfrutar lo mismo sin marcar vuestro territorio en mi cuello u otras partes del cuerpo, no me gusta salir a la calle y que la gente me mire como si mi padre me esperara con el cinturón en casa. No. Aprender, no cuesta tanto. 

No es por nada Diego, todo lo demás lo haces genial.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Los ángeles fuman.

Volvía yo hacia el hogar callejeando por el Raval, observando los edificios, las baldosas y la gente pasar sin mucha atención, hasta que apareció ella. Doblaba la esquina y se acercaba desde la lejanía hacia mi, a pesar de sus robustas botas se movía con gran elegancia mientras encogía su cuerpo protegiéndose del frío. Una fina bufanda no llegaba a tapar su pálido rostro, su delicada nariz y sus carnosos labios teñidos de un rosa muy claro, pero si algo rosa destacaba en ese lienzo era un único mechón de pelo que asomaba de un hogareño gorro negro y se balanceaba sobre su rostro. 
Si algo me confirmó que los ángeles fuman fue su siguiente acción. Mientras el aura que desprendía atrapaba a todo el que pasaba a su lado, dejó libre una de sus manos resguardadas en el calor de su bolsillo para conseguir con un gesto lleno de gracia un cigarrillo de otro de los múltiples bolsillos de su chaqueta. Al colocarlo sobre sus labios no le dio tiempo a sacar la otra mano para ir en busca de su mechero, puesto que el primer hombre que pasó a su lado encendió el suyo frente a su rostro, ella se inclinó un poco con total naturalidad, como si aquel señor fuera su hermano y prendió fuego al cigarro. Aspiro, dijo gracias y los dos continuaron su camino. Al acabar la escena noté que el corazón me palpitaba más acelerado de lo normal y miré a mi alrededor en busca de cámaras, pues me sentía como si fuese un extra de una película de Hollywood. Todo había sido demasiado perfecto, pero formaba parte de esos pequeños momentos de magia que nos regala la vida.