sábado, 30 de marzo de 2013

Lo barato sale caro.


Antes de enterarme de este desajuste en mi piso ya no tan compartido, ya tenía organizada una pequeña escapada a Madrid de una noche. Aunque lo había organizado muy de imprevisto me salía más barato de lo que pensaba, ya que para comprar billetes de ave económicos hay que tener muchos días de antelación, así que únicamente uno me salía barato, el otro a precio normal. Pero da igual, por que el alojamiento allí me salía gratis, ya que tenía mis trapicheos con un amante amigo que se mueve por el mundo de los hoteles. ¿Que ha que iba a la capital? Era un reto, una apuesta conmigo mismo, un “Tienes que quitarte de una vez la vergüenza que es sólo una carga”, y ya de paso a pasarlo bien y conocer gente nueva. Y de momento lo estoy consiguiendo, ya que os estoy escribiendo a exactamente 240 km/h.
Pero como el karma no existe y si existe, no se que coño le he hecho, a Prometeo nada le puede salir del todo bien. El jueves por la noche, dos días antes de mi partida, me entero que al susodicho que me esperaba en esa ciudad que tan poco me gusta lo han ingresado en el hospital por dos pinzamientos graves en la espalda. Total, que me toca buscar alojamiento en plena semana santa y en el centro de Madrid, el viaje acaba costándome 25 euros más caro, menos cómodo y placentero. Pero bueno, eso no iba a quitarme para nada la ilusión de despertarme a las siete de la mañana, para coger el tren de las ocho y media, salir de casa media hora después de haberme levantado y que el metro de Valencia tarde 20min en llegar a la parada y otros 10 en el transbordo. ¡Que alegría, que alboroto! Llego justo, pero llego, pero me jodo, por que la máquina para imprimir billetes no me va así que voy a atención al cliente. En atención su madre no hay nadie, llega un chico pero está hablando por móvil y no nota mi histeria o le importa una mierda y pasa de mi hasta que acaba de charlar. Le explico rápido y corriendo mi situación, pero me detiene al escuchar la dirección de mi tren y me comunica que “Lo siento, pero ya no puede embarcar”. Qué ganas de pegar a la gente tengo últimamente. Con la moral un poco por los suelos he preguntado por billetes a Madrid o Barcelona, por que estaba por volverme a la capital catalana y tirar por la borda mi escapada, pero al chico le ha sentado tan mal que aunque no aceptan cambios ni devoluciones, al ser de oferta, me ha conseguido un billete a la mitad de precio de lo normal para Madrid. Y aquí estoy. Así que este viaje me ha servido también para otra meta que tenía en la vida “Que el dinero no te haga sufrir”, ya que para mi el dinero no debe tener el poder suficiente para aguarme un día y menos un viaje, aunque tenga que pagar más y no tenga casi para este mes de abril da igual, yo seguiré feliz, ya me las apañaré. 

jueves, 28 de marzo de 2013

Prostitución en Elm Street.


¿Que pasa cuando tu compañero de piso en el cual habías instaurado un respeto y un alto grado de confianza empieza a comportarse como un capullo? Que te dan ganas de pegarle. Pero más ganas te dan cuando empieza a haber malos rollos entre compañeros de piso, ya que aunque tu no estés involucrado siempre acabas sufriendo daños colaterales, por que coño, vivís en la misma casa.
Este empieza a comportarse de la forma más infantil que te puedas imaginar, no pensabas que se podía llegar a tal nivel, todo por intentar joder a la otra persona, la cual se lo toma con paciencia y eso le da más rabia. Como un auténtico niño. Lo peor es cuando nos vamos de vacaciones fuera de la ciudad y en ese preciso momento, el día antes de coger el tren, te dice que se va del piso y que después de vacaciones ya no estará. Te lo dice a ti, con quien no se lleva mal, por que a la otra persona no le habla. Hay que cambiar el nombre de facturas, cuentas y lo mejor de todo es que estoy fuera de la ciudad y tengo que buscar un compañero de piso para menos de tres meses que quedan, porque él se va. Te deja con todo el marrón desde la distancia y no ayuda en nada porque “Ya tiene suficiente con buscarse él un piso nuevo”. Pero lo peor de todo es cuando tengo que pagar 150 euros más este mes y quien sabe si el mes siguiente, tengo que pedir dinero porque no tengo para pagar el piso y la universidad y tiene el valor de decirte a la cara “Siento que hayas salido mal parado de esta”. Ahí es cuando quieres darle una buena bofetada y decirle “Una hostia bien dada a tiempo y se te quita toda la tontería, coño”.
La opinión de esta frase no la comparto, pero siempre me ha gustado decirla. Lo que si que voy a compartir con vosotros es que a partir de ahora, para quien quiera, mi cuerpo está en venta, tomo la tradición del barrio donde vivo. Necesito dinero, y si alguien quiere un piso céntrico en Barcelona, mi numero es 636*****. Con completo incluido.  

viernes, 22 de marzo de 2013

Banco.

Colocaba cuidadosamente la manta, extendiéndola y quitando todos los pliegues, como hacia antes. Ordenaba el lugar para estar cómodo, se había acostumbrado a dormir cada noche en un sitio diferente, ya no tenía un lugar propio. Todos los días al irse a dormir se decía a si mismo que ahora el mundo era su hogar, cada rincón, el hogar iba con él allá donde fuese. Lo había perdido todo y ya no tenía nada que lo atase, a veces se preguntaba si eso era libertad. Desde entonces tenía mucho tiempo libre, no como antes, y lo dedicaba a pensar y meditar, a hacerse preguntas. Al principio los días se le hacían eternos y el pensar le hacía entristecer. Ahora ya se había acostumbrado, o se había vuelto loco, libre, quien sabe. A pesar de esa libertad sus días se habían vuelto rutina, como cuando estaba en la oficina, recorría siempre las mismas calles, los mismos sitios. Al principio le daba vergüenza, pero se decía a si mismo que lo había perdido todo, hasta la vergüenza. Al día se había acostumbrado, pero la noche y su frío le continuaban aterrando. Aquello que decía que le había quitado todo ahora le daba cobijo. Ya estaba preparada su cama, se sumergió con cautela en las dos mantas, su posesión más preciada, acomodo los trozos de cartón y rezó, no sabe a que o a quien, por sobrevivir una noche más al frío y a los extraños de la oscuridad.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Fresa.


Estabas otra vez enfadada, volvíamos a las mismas, yo ya no sabía que hacer. Te habías cruzado de brazos y habías apartado el bol de fresas, como una niña que no quiere las lentejas.
- Qué guapa estás cuando te enfadas.
Me miraste con esa cara ya tan familiar, sobretodo estos pasados días, esa expresión que decía sin palabras: me gustaría que desaparecieras. Dolía, te aseguro que dolía. ¿Pero que quieres que haga? Ya no sabía que hacer, no sabía ni si quiera que es lo que sucedía, por qué acabábamos siempre discutiendo. Cogí una fresa, sin mojarla en azúcar y la hundí en mis dientes.
- Te odio. - Te atreviste a decir.
Alargaste el brazo, como quien coge con pereza el mando de la televisión y te llevaste una fresa a la boca, sin azúcar y pusiste esa cara tuya. No soportas el ácido. Yo sonreí un poco, pero tu te pusiste a llorar y tiraste el trozo de fresa que había quedado en tu mano.
- Ey, no llores. - Me levante rápidamente y fui a abrazarte, pero rechazabas mi contacto, me empujabas, no me querías. Cogí tu mano con fuerza, esa que intentaba alejarme de ti para siempre, y la besé con suavidad, parece que eso te calmo. Me miraste, con los ojos llorosos y entre llantos conseguiste unir palabras.
-Yo sólo quiero besos de fresa.

jueves, 14 de marzo de 2013

Preocupación.


Era una tarde fría, demasiado fría para su gusto, todo le salía mal para su gusto ese día. No aguantaba más en casa, no podía verla. Apretaba los dientes con fuerza y cerraba los puños cuando pensaba en todo lo que había pasado, como si haciendo fuerza pudiese derrotar a ese demonio que le comía por dentro. Avanzaba lentamente y le devoraba entero, le consumía, le causaba tal dolor que se le humedecían los ojos, aunque no sabía si era por el frío viento que amenazaba con congelarle por siempre o si era la rabia. Rabia. No quería volver al piso, así que vagaba sin rumbo intentando no pensar, o evitar esos pensamientos. Entró en una pequeña panadería, para resguardarse por un momento del frío o para entretener su mente, no lo sabía. Pidió lo primero que vio, saco la cartera y vio asomar un billete de veinte euros.
- No tengo otra cosa, lo siento. - Le comunicó él.
La cajera le dedicó una tierna sonrisa y dijo:
- No te preocupes. - Y todo se solucionó. 

domingo, 10 de marzo de 2013

Como ligar ¿Sin salir por el ambiente? Parte I

Siempre me ha rondado por la cabeza como puede ligar alguien con gente de su mismo sexo sin adentrarte en el mundo del ambiente ysincontarconinterné, ya que es un mundillo que rara vez visito. Así que iré recopilando las formas que tiene un gay/bisexual para ligar de esta manera, por que para mi al menos es un gran problema. 
¿Como ligar sin salir del ambiente? Acudiendo a un estreno de una película de Almodóvar ¿Y esto no se considera ambiente? El otro día dando una vuelta por Barcelona se le ocurrió a una amiga ir a ver la película, que justamente era el estreno, de Amores Pasajeros. A mi, aunque hice una promesa de no volver a pisar un cine por se exageradamente caro nueveeuracosquenoscostó, me dio el venazo y fuimos. En la vida había ido a un estreno de un film de Almodóvar y sólo he visto una película suya en la gran pantalla, así que yo no se si eso era por ser el día de estreno o por ser simplemente Barcelona, pero eso estaba lleno de gays. Yo que nunca he pisado el día del orgullo era la congregación de gays, sin contar con los pocos locales del ambiente que he pisado, más grande que he visto en mi vida. Aunque la media de edad era bastante alta para mi, yo diría que rozaría los 30 años, había homosexuales de todas las tipologías, locazas, musculocas, osos, osolocazas, gente normal, algunos muy viejos y otros muy jóvenes, más que yo, y que conste que no me gusta etiquetar a la gente, juas. Estoy seguro de que si vas con la intención puedes ligar con un 80% de probabilidades de éxito, ya vayas sólo o acompañado, ya que hasta yo recibí unas cuantas miradas prometedoras. 
La película estuvo divertida, pero nada especial para mi gusto, estupenda para pasar el rato en el universo paralelo del director, pero no supera a Mujeres al borde de un ataque de nervios.