viernes, 5 de abril de 2013

Salomé.


-Entonces le entregaron la cabeza, había conseguido lo que tanto quería, la cogió con sus manos y contempló el rostro de su amado. -Su hija le escuchaba con una extraña mueca en el rostro, guardó unos segundos para aumentar la tensión y continuó- Exclamó palabras de amor y besó la cabeza inerte con pasión, como nunca había podido hacer hasta la fecha.
-¡Papá! Esto es asqueroso. -La pequeña se levanto rápidamente, no quería seguir escuchando la historia de ese domingo.
-¡Pero estaba enamorada! -No pudo contener un sonrisa pícara.
-Pues yo no quiero enamorarme. -Dijo mientras salía del comedor, cuando ya estaba en su habitación recalcó- ¡Un asco!
-Con diez años y ya no quiere saber nada del amor -Comentó la madre que había apartado la mirada del libro.- Enhorabuena.

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